dulces y postres

Tarta mojito

10.7.11


Ayer estuvimos en una fiesta con amigos y me tocó llevar el postre. No tenía muy claro qué hacer, porque con este calor no apetece demasiado comer cosas muy empalagosas. Tenía que ser algo fresquito y navegando por la red encontré varias recetas basadas en cócteles. Al final, me decidí por una tarta mojito, pero no os preocupéis que, aunque no es apta para niños, nadie se emborracha por comer un trozo.

De entre las recetas que encontré (una en el blog de menorcana y otra, en la que ella se basa, en el de garbancita) hice lo habitual, leer todas y seleccionar un poquito de aquí, un poquito de allá. Al final, quedó muy rica, o eso dijeron el resto de comensales. Os dejo la receta por si os animáis a hacerla para una comida o cena veraniega. La foto no es muy buena, pero se me olvidó hacerla antes de partirla y... es lo que tiene la falta de costumbre. Todavía soy bloguera en prácticas.

Los ingredientes para un molde de 28 centímetros (es grande, salen unas 16 raciones medianas) son:

16 sobaos (yo los compré en Mercadona y son alargados, más bien pequeños)
950 ml de agua
250 gramos de azúcar moreno
180 ml de ron
3 limas
20 hojas de hierbabuena
300 gramos de queso crema (tipo Philadelphia)
3 hojas de gelatina neutra
1 sobre de gelatina de limón (para medio litro de agua)
2-3 gotas de colorante alimentario azul

Elaboración:

Lavamos y pelamos las tres limas, con cuidado de no coger la parte blanca de la cáscara porque si no, al cocerla, amarga. Las partimos por la mitad y hacemos zumo con ellas. Reservamos la peladura y el zumo.

Ponemos en una cacerola 150 ml de agua, 150 gramos de azúcar moreno, 30 ml de ron, el zumo de media lima, la corteza de media lima y cinco hojas de hierbabuena para obtener un almíbar. Lo ponemos a cocer a fuego bajo durante unos 20 minutos.


Mientras se prepara el almíbar, colocamos los sobaos en el fondo del molde que vayamos a utilizar. Para un molde de 28 centímetros de diámetro, necesitamos 16 sobaos pequeños.


Cuando el almíbar esté preparado, lo colamos y, con una cuchara, vamos mojando los sobaos. Deben quedar bastante jugosos, pero no conviene empaparlos porque si no, se deshacen. Con estas cantidades de almíbar y sobaos queda bien.

Introducimos el molde con los sobaos mojados en el frigorífico y preparamos la crema.

En la misma cacerola de antes ponemos, 300 ml de agua, 150 ml de ron, 100 gramos de azúcar moreno, unas 15 hojas de hierbabuena, el zumo de 2 limas y media y su ralladura. Lo dejamos cocer a fuego bajo unos 15 minutos.


Dejamos enfriar o enfriamos introduciendo la cacerola en una fuente con agua y hielo. Colamos.


Ponemos a remojar las hojas de gelatina en agua fría. Esperamos a que estén blanditas.

Sacamos a un vaso unos 50 ml de la preparación y calentamos un poco en el microondas. Añadimos las hojas de gelatina y, cuando estén bien disueltas, incorporamos al resto. Mezclamos bien. Con una espátula vamos echando cucharadas de queso crema y mezclando a mano con una varilla a para que quede bien incorporado.


Aunque nos dé la tentación, no podemos meter la batidora, porque entonces no cuajará bien la gelatina. Cuando hayamos terminado, echamos esta mezcla encima de los sobaos y volvemos a meter en el frigorífico durante un par de horas.


Para terminar, hay que preparar una gelatina. Lo ideal sería hacerla de lima, pero como no es fácil de encontrar (recorrí hasta cuatro supermercados buscándola), la hacemos de limón. Ponemos a calentar 250 ml de agua, cuando rompa a cocer, añadimos un sobre de gelatina de limón. Removemos hasta que se disuelva por completo. Si dejar de remover, apagamos el fuego y añadimos otros 250 ml de agua y dos o tres gotas de colorante alimentario azul (así el amarillo de la gelatina se convertirá en verde). Echamos de una en una hasta obtener el color deseado.

Con muuucho cuidado, echamos la gelatina sobre la capa de queso. Lo ideal es poner una cuchara del revés sobre el molde y echar la gelatina sobre ella. Así cae más despacio y no estropea la capa anterior. 

Por último, metemos en el frigorífico durante, al menos, cuatro horas más, aunque lo ideal es preparar la tarta de un día para otro, porque así queda todo bien asentado.

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